El estudio explica que los meteoritos transportaron elementos esenciales para la vida, mientras que los ciclos secos y húmedos ayudaron a fusionar los bloques básicos de la estructura molecular, en moléculas de ácido ribonucleico capaces de autoreproducirse.
Los principales autores del estudio, Ben K.D. Pearce y Ralph Pudritz de la Universidad McMaster señalaron que la vida empezó mientras la Tierra todavía estaba formándose en continentes emergiendo de los océanos y meteoritos impactando la superficie.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores realizaron una serie de cálculos de astrofísica, geología, química y biología, entre otras disciplinas.
Explicaron que la creación de polímeros de ARN, el componente esencial de moléculas orgánicas conocidas como nucleótidos, transportados por los meteoritos, alcanzaron una concentración crítica en lagunas de agua. Con el tiempo la creación del ARN dio lugar con el tiempo al desarrollo de ADN.