La bromelaína, sustancia derivada del tallo de la piña, permite retirar la piel quemada de los pacientes de forma selectiva, lo que favorece la posterior regeneración y marca “un antes y un después” en el tratamiento de pacientes quemados.
Así lo asegura el coordinador médico de la Unidad de Grandes Quemados del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza (este), Enrique Monclús, que desde mayo de 2015 utiliza este tratamiento basado en la bromelaína para el desbridamiento de las quemaduras, proceso que consiste en retirar la piel afectada y que no podrá regenerarse.
Las Unidades de Grandes Quemados españolas se han ido sumando a la nueva técnica desde su aprobación en el país en 2015.
En el proceso de aplicación las enfermeras son las verdaderas protagonistas, que se encargan de administrar la sustancia en forma de crema sobre las quemaduras y que la retiran cuatro horas después para someter al paciente a una cura húmeda y retirar los restos de piel afectada.
Pero la bromelaína no es un tratamiento curativo por sí mismo, incide el cirujano, sino que prepara un lecho para curarlo de otra manera: bien favoreciendo la regeneración de la propia piel, o mediante injertos en las zonas más afectadas donde ya no queda dermis.