La ONU confirmó que al menos 269 personas han muerto en las protestas en Irak, que han sido duramente reprimidas por las fuerzas de seguridad y en medio de las cuales otros grupos armados han perpetrado asesinatos deliberados.
Sólo esta mañana la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra fue informada de la muerte de cinco manifestantes asesinados anoche frente al edificio de la Gobernación de Basora.
Además de los muertos, se han contabilizado al menos 8.000 heridos, incluidos agentes de seguridad y militares, entre el 1 de octubre y el 7 de noviembre.
«El número exacto de víctimas puede ser mucho mayor. La mayoría de ellas han sido impactadas por munición real disparada por las fuerzas de seguridad y elementos armados, que muchos han descrito como milicias privadas», señaló el portavoz de la Oficina de Derechos Humanos, Rupert Colville.
Otros han sufrido el «uso innecesario, desproporcionado e impropio de armas menos letales, como gases lacrimógenos», agregó.
El organismo de la ONU también está haciendo el seguimiento de múltiples denuncias sobre el arresto no sólo de manifestantes y activistas, sino también de comentaristas en redes sociales y blogueros, aunque dijo que se está enfrentando a una «falta de transparencia» que le dificulta avanzar en estas investigaciones.