Tras haberse cumplido una semana de la dimisión del presidente de Bolivia, Evo Morales, la nación continúa con la agenda de protestas, debido a que los ciudadanos no aceptan la presidencia interina de Jeanine Áñez, quien asumió el poder por el «vacío constitucional» existente.
Las manifestaciones más violentas se han concentrado los últimos días en Cochabamba (centro), donde campesinos cocaleros chocaron el viernes con el ejército y la policía, con saldo de nueve muertos.
Los cortes de rutas por las manifestaciones en varias regiones han comenzado a generar desabastecimiento de alimentos y combustible en La Paz.
Dirigentes de los productores de hoja de coca de Cochabamba lanzaron este fin de semana un ultimátum a Áñez, exigiendo su renuncia en un «plazo de 48 horas», caso contrario amenazan con un bloqueo a nivel nacional de carreteras hasta que sus demandas sean atendidas.