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OMS: es una ‘parodia’ que trabajadores de primera línea en algunas naciones aún no sean vacunados

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Dr. Tedros Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud / Foto: Reuters

Este miércoles se conmemora el Día mundial de la Salud, y las organizaciones mundiales lo están utilizando para destacar las desigualdades en la atención médica.

El Director General de la Organización Mundial de la Salud, (OMS) Dr. Tedros Ghebreyesus, dice que es una ‘parodia’ que los trabajadores de primera línea en algunas naciones aún no puedan ser vacunados.

“El COVID-19 ha exacerbado las desigualdades entre países y dentro de ellos. Si bien, sin duda, todos hemos sido afectados por la pandemia, los más pobres y marginados han sido los más afectados, tanto en términos de vidas y medios de subsistencia perdidos” aseveró.

Ghebreyesus, recalcó que el mecanismo COVAX ya ha administrado 36 millones de dosis en 86 países y economías. Las cadenas de suministro están en funcionamiento y los sistemas de salud están preparados.

Sin embargo, el aumento de la producción y la distribución equitativa sigue siendo el principal obstáculo para terminar la etapa aguda de esta pandemia.

“Es una farsa que en algunos países los trabajadores de la salud y los grupos en riesgo permanezcan completamente sin vacunar” dijo el Dr. Tedros.

Llamados que hace la OMS para este año:

1.Agilizar el acceso equitativo a las tecnologías contra la Covid-19 entre los países y dentro de ellos

Se han creado y aprobado vacunas seguras y eficaces a una velocidad sin precedentes. Ahora el reto reside en garantizar que estén disponibles para todos los que las necesiten. Para ello, será clave el respaldo adicional que reciba el mecanismo COVAX, el pilar de las vacunas del Acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19 (Acelerador ACT), que se espera que en los próximos días haya llegado a 100 países y economías.

2. Invertir en atención primaria

Al menos la mitad de la población mundial sigue sin tener acceso a servicios de salud esenciales; más de 800 millones de personas emplean al menos el 10% de sus ingresos familiares en atención sanitaria, y los gastos por cuenta propia hunden en la pobreza a casi 100 millones de personas cada año.

3.Priorizar la salud y la protección social

En muchos países, las repercusiones socioeconómicas de la COVID-19 derivadas de la pérdida de puestos de trabajo, el aumento de la pobreza, las alteraciones sufridas en el ámbito educativo y las amenazas a la alimentación son mayores que los efectos del virus en la salud pública. Algunos países ya han puesto en marcha planes de protección social de mayor alcance destinados a mitigar los efectos negativos generados por las dificultades sociales, y han iniciado un diálogo sobre cómo seguir prestando apoyo a las comunidades y a la población en el futuro. Sin embargo, son muchos los que se enfrentan a la dificultad de encontrar los recursos necesarios para llevar a cabo actuaciones concretas. Es fundamental garantizar que esas valiosas inversiones beneficien al máximo a los más necesitados y que las comunidades desfavorecidas participen en la planificación y ejecución de los programas.

4.Crear barrios seguros, saludables e inclusivos

Los dirigentes municipales han sido con frecuencia grandes promotores de la mejora de la salud, por ejemplo, mediante el mejoramiento de los sistemas de transporte y los servicios de abastecimiento de agua y saneamiento. Sin embargo, muy a menudo la falta de servicios sociales básicos en algunas comunidades hace que estas se vean atrapadas en una espiral de enfermedad e inseguridad. El acceso a una vivienda salubre, en barrios seguros, con servicios educativos y recreativos adecuados es esencial para lograr la salud para todos.

5.Fortalecer los datos y los sistemas de información sanitaria

Aumentar la disponibilidad de datos actualizados y de alta calidad, desglosados por sexo, riqueza, nivel educativo, origen étnico, raza, género y lugar de residencia, es fundamental para determinar dónde hay desigualdades y atajarlas. El seguimiento de las desigualdades en materia de salud debería formar parte de todos los sistemas nacionales de información sanitaria.