Los Adultos Mayores y en especial las afectadas por trastornos neurocognitivos, aunque exista una patología que incida en su desenvolvimiento y sus habilidades cognitivas, los especialistas consideran que muchos conservan recuerdos remotos e información relevante adquirida durante su vida.
Además, desde su óptica mantienen consciencia de su adultez –a pesar que a veces no puedan decir su edad exacta–, por lo cual si sus cuidadores o familiares los tratan como niños generarán en ellos rechazo, irritabilidad y la sensación de sentirse minimizado.
La neuropsicóloga Erika Pazmiño, precisó que “quienes sufren de enfermedades neurodegenerativas deben ser tratados con respeto y empatía, conociendo el proceso en el que se encuentran y las capacidades que permanecen en ellos, las cuales variarán en cada caso”.
Para esta profesional “un trato empático, respetuoso y acorde con su condición, mantendrá a la persona estimulada cognitiva y físicamente, pero principalmente con un estado de ánimo más positivo, que propiciará las actividades y terapias”.
Desde su punto de vista: “al tratar a los adultos mayores como niños se pierde la oportunidad de ver sus potencialidades, de conocer la capacidad de razonamiento que aún mantienen y el poder hacerlos sentirse útiles. Por ejemplo, solicitarles su opinión o consejos como adultos va a generar mayores conexiones neuronales y estimulación cognitiva, para ayudar a enlentecer el proceso de deterioro”.
Evitar el rechazo
Una de las recomendaciones ofrecidas por la neuropsicóloga, a los cuidadores y familiares, es evitar darles órdenes sobre qué pueden o no hacer. Señaló que “es aconsejable darles sugerencias o, en todo caso, pedirles muy empáticamente colaboración o ayuda en algo particular o cotidiano, esto les reforzará la sensación de ser útiles al ser tomados en cuenta”.
Sobre los temas para conversar, su recomendación es “hablar con ellos sobre situaciones que no les generen malestar emocional; en situaciones incomodas se pueden hacer preguntas como: ¿qué sientes o qué estás pensando?, y en ocasiones más comunes se sugiere incentivar la conversación con preguntas o aseveraciones acerca del clima, entre otros temas sencillos. Es importante no mencionar noticias trágicas o eventos traumáticos, generadores de preocupación, así como tampoco referirse a duelos o pérdidas vividas en el pasado”.
La especialista agregó que “no se trata de ‘seguirles la corriente’, sobre todo en temas sensibles como la muerte de un familiar, pero tampoco contradecirlos. Se puede distraer a la persona hablándole de cosas agradables, historias que los hacen felices y si tiene una limitación física y no puede, por ejemplo, levantarse del sofá por sí mismo, debe explicársele calmadamente la razón por la cual podrían necesitar ayuda”.