Un nuevo informe mundial de la UNESCO sobre la tecnología en la educación pone de relieve que se carece de gobernanza y reglamentación adecuadas. Se insta a los países a que establezcan sus propias condiciones para el diseño y el uso de la tecnología en la educación, de modo que nunca sustituya a la enseñanza presencial y dirigida por docentes, y apoye el objetivo compartido de una educación de calidad para todos.
“La revolución digital contiene un potencial inconmensurable pero, al igual que se ha advertido sobre cómo debe regularse en la sociedad, debe prestarse una atención similar a su uso en la educación. Se debe emplear para mejorar las experiencias de aprendizaje y para el bienestar de estudiantes y docentes, no en su detrimento”, advierte Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO. “Hay que anteponer las necesidades del estudiantado y apoyar a la docencia. Las conexiones en línea no sustituyen a la interacción humana”.
Titulado “Tecnología en la educación: ¿Una herramienta en los términos de quién?”, el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de 2023 se lanza hoy en un evento en Montevideo, Uruguay, organizado por la UNESCO, el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay y la Fundación Ceibal con la participación de 18 ministros de educación de todo el mundo. El informe propone cuatro cuestiones sobre las que las y los encargados de la formulación de políticas y las partes interesadas en la educación deberían reflexionar a medida que se despliegan las tecnologías en la enseñanza:
¿Es adecuada?
El uso de la tecnología puede mejorar ciertas formas de aprendizaje en algunos contextos. El informe cita evidencia que demuestra que los beneficios del aprendizaje desaparecen si la tecnología se utiliza en exceso o en ausencia de un docente calificado.
Las desigualdades de aprendizaje entre estudiantes aumentan cuando la enseñanza es exclusivamente a distancia y los contenidos en línea no siempre son apropiados para el contexto. Un estudio de las colecciones de recursos educativos abiertos reveló que casi el 90% de los repositorios en línea de enseñanza superior se crearon en Europa o en Norteamérica; el 92% del material de la biblioteca mundial Open Educational Resources Commons se publica en inglés. En Brasil, cerca de la mitad de las revistas de acceso abierto favorecen las propuestas en inglés.
¿Es equitativa?
El informe subraya que el derecho a la educación es cada vez más sinónimo de derecho a una conectividad significativa y, sin embargo, la mitad de las escuelas primarias de América Latina aún no tienen conexión a Internet.
¿Es ampliable?
Ahora más que nunca se requiere evidencia fiable, rigurosa e imparcial sobre el valor añadido de la tecnología en el aprendizaje, pero no se dispone de ella. La mayoría de la evidencia procede de Estados Unidos, donde What Works Clearinghouse señaló que menos del 2% de las intervenciones educativas evaluadas tenían “evidencia fuerte o moderada de efectividad”.
Cuando la evidencia sólo se obtiene de las propias empresas de tecnología, existe el riesgo de que esté sesgada.
¿Es sostenible?
El vertiginoso ritmo de evolución de la tecnología obliga a los sistemas de educación a adaptarse. La alfabetización digital y el pensamiento crítico son cada vez más importantes, sobre todo dado el crecimiento de la IA generativa. Datos adicionales adjuntos al informe indican que este movimiento de adaptación ya ha iniciado: el 43 % de los países de la región han definido las competencias que quieren desarrollar para el futuro. Mientras tanto, sólo 11 de los 51 gobiernos encuestados a nivel mundial tienen currículos sobre la IA.
Actualmente, Perú es el único país de la región que cuenta con una ley que garantiza la privacidad de los datos de los niños en la educación. Un análisis reveló que el 89% de 163 productos de tecnología educativa podían sondear a los niños. Además, 39 de los 42 gobiernos que impartieron educación en línea durante la pandemia fomentaron usos que “ponían en riesgo o vulneraban” los derechos de las y los niños.