El melanoma es un tipo de cáncer de piel causado por la reproducción descontrolada de los melanocitos, que son las células responsables del color de la epidermis de cada persona. Cuando un paciente tiene un lunar o marca asimétrica, con bordes irregulares, diversas tonalidades y además tiene un aspecto que se diferencia de otros en el cuerpo, esto alerta a los especialistas ya que es posible que estén frente a una lesión maligna.
La médico con especialidad en Dermatología de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV), doctora Ingrid Rivera, explicó que las lesiones de esta patología oncológica responden a unas características propias, “establecidas en el ABCD del melanoma, cada letra se refiere a Asimetría, Bordes, Color y Diámetro. La primera es la asimetría, esto quiere decir que si trazamos una línea imaginaria por la mitad (del lunar o la marca) debería ser igual un lado al otro y si no son, empiezan las sospechas”.
Señaló que el segundo elemento que tienen en cuenta los médicos son los bordes irregulares, esto se refiere a que, si “el borde es regular, es decir, si es fácilmente delimitable con un lápiz, por ejemplo, entonces sería benigno. Si es difícil delimitar exactamente cuál es el borde porque es muy irregular, se tendría más sospechas de malignidad”.
La tercera característica a evaluar por el especialista es el color. Indicó que un lunar debe tener un solo color: marrón claro o marrón oscuro, “pero no debe tener variedad de marrones ni colores negros o azulados. Esto llama la atención y entre más colores tenga, mayor probabilidad de malignidad”.
El siguiente elemento a considerar es “el diámetro. Se considera que un lunar que no sobrepasa los cinco milímetros es menos probable que sea melanoma. Puede serlo, pero es menos probable. A medida que aumentan los milímetros, sobre todo luego de cinco milímetros, la probabilidad aumenta significativamente”.
Evolución y “fealdad”
La médico dermatóloga de la SAV explicó que además de las características señaladas en el ABCD, hay otras particularidades a tomar en cuenta como es la evolución y la “fealdad” del lunar, marca o “peca”.
Puntualizó que “no están tan descritas las siguientes letras (E y F), pero siempre es bueno tenerlas en cuenta. La evolución se refiere a un lunar que no se sabía que existía, de repente aparece o era de una forma y cambia de tamaño, color y textura. Esto puede ser un signo de malignidad”.
Por último, explicó la F: es cuando el lunar es “feo”, “ciertamente hay algunas personas que tienen todos los lunares de un color determinado o forma determinada y quizás salga uno que es el diferente, quizás más grande, de otros colores, y aquí sería como el cuento del patito feo, que es el que llama la atención. Solo por tener una de esas letras no significa que ya se tiene un melanoma, pero a medida que suman más letras, mayor probabilidad es que sí lo sea”.
Factores de riesgo
La médico dermatóloga señaló que también está la G, referida a la genética, que es uno de los factores de riesgo en la aparición del melanoma, al igual que la exposición solar. Explicó que las lesiones “en las zonas expuestas al sol de forma aguda (días de playa sin suficiente protección solar, por ejemplo) se relacionan con este tipo de cáncer de piel.
Aunque también se ha detectado su aparición en partes del cuerpo no expuestas al sol”. Los traumatismos repetidos en una zona de la epidermis y algunos virus como el Virus del Papiloma Humano (VPH), también se han relacionado con tumores en la piel.