El Alzheimer es un tipo de trastorno neurocognitivo que afecta a la memoria, el pensamiento y el comportamiento de las personas. Se trata de una enfermedad degenerativa e incurable, que va empeorando con el tiempo y que no tiene una causa conocida.
Existen algunos tratamientos que pueden aliviar los síntomas y retrasar la progresión de la enfermedad y, a nivel mundial, se trabaja en la prevención y en el descubrimiento de nuevos fármacos.
El doctor Aquiles Salas, afirmó que “7,2 por ciento de la población adulta por encima de 65 años en Venezuela puede llegar a tener una forma de trastorno neurocognitivo. Es decir, aproximadamente 250 mil personas”.
Resaltó que “son cifras que impactan a las sociedades, y al mundo científico, por lo que hay un compromiso de investigación profundo para la búsqueda de tratamientos convincentes, efectivos para el Alzheimer”.
Indicó que “es una enfermedad que crea mucha expectativa por lo progresivo, por lo rápido que avanza el deterioro en la persona y todavía no han aparecido los tratamientos que contengan formalmente la enfermedad”.
Explicó que “no ha sido por falta de inversión o de búsqueda, sino por lo difícil que es un padecimiento como el Alzheimer, que es una de las grandes patologías” actuales.
Sin embargo, el doctor Salas destacó que “el mundo científico se ha establecido una meta de poder tener para el año 2025 tratamientos consistentes y la prueba es que a comienzo de 2023 aparece un medicamento para el Alzheimer”.
Nuevas esperanzas
Estos fármacos tienen un efecto modesto y temporal, y no pueden detener ni revertir el proceso degenerativo del cerebro. Por eso, se están investigando nuevos tratamientos que puedan actuar sobre las causas o los mecanismos de la enfermedad.
Algunos de estos tratamientos que se investigan son:
– Los anticuerpos monoclonales dirigidos contra el péptido beta-amiloide: que podrían frenar el deterioro cognitivo y funcional: Lecanemab. De acuerdo con especialistas e investigadores, este medicamente está indicado para personas que se encuentran en etapas tempranas de la enfermedad de Alzheimer y actúa ralentizando el progreso de esta patología.
– Los inhibidores o moduladores del receptor sigma-1: que podrían mejorar la función neuronal reducir el daño oxidativo y prevenir la muerte celular.
– Los estimuladores del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF): que podrían estimular la plasticidad neuronal, mejorar la memoria y proteger contra el deterioro cognitivo.
Todos ellos están en fase de investigación clínica y todavía no se ha demostrado su seguridad y eficacia definitivas. Por lo tanto, no están disponibles para su uso generalizado. Sin embargo, representan una esperanza para el futuro de las personas con Alzheimer y sus familias.