Aproximadamente 2.500 migrantes armaron un campamento en Chihuahua, frontera de México con Estados Unidos, donde viven en condiciones muy precarias tras operativos de las autoridades mexicanas al bajarlos de los trenes.
Los migrantes señalaron que el campamento crece cada día más, ya que los trenes llegan repletos de personas que quedan varadas en este campamento ante el incremento de la vigilancia del Instituto Nacional de Migración.
Las personas indocumentadas quedan atrapadas ante la imposibilidad de tomar un transporte a Ciudad Juárez, en la frontera de Chihuahua con la ciudad estadounidense de El Paso Texas, y la única opción es caminar cuatro días por una carretera de 444 kilómetros a través del desierto.
Cientos de casas de campaña se extienden en un terreno a medio kilómetro de la unión de las vías que atraviesan el país de Chihuahua al Pacífico.
Los extranjeros argumentaron que el problema es que las autoridades no les permiten usar medios formales de transporte y que el Instituto Nacional de Migración los persigue para devolverlos hasta el sur del país o sus lugares de origen.