En Tokio, París o Nueva York, tomar café costará cada vez más caro y eso se explica por realidades como la de Caconde: el calor y las lluvias irregulares están castigando a los cafetales de Brasil, el mayor productor y exportador mundial del grano.
Según estudios oficiales, Brasil vivió en 2024 su año más caluroso desde el primer registro en 1961. También padeció un récord de incendios forestales en 14 años, la mayoría de origen humano y agravados por la sequía.
La ciencia vincula ambos fenómenos, las temperaturas elevadas y la sequía, al calentamiento global.
Con 54,2 millones de sacos de 60 kilogramos producidos en 2024, según un balance difundido este martes por la Compañía Brasileña de Abastecimiento (Conab), Brasil vio caer un 1,6 % su cosecha respecto de 2023.
Y eso a pesar de que 2024 debía ser un año abundante en el ciclo bienal del arábica, la variedad más consumida, cuya planta suele alternar una temporada de buena floración con otra de menores rendimientos.