
La microbiota intestinal es un ecosistema complejo de bacterias beneficiosas que reside en nuestro intestino y juega un papel fundamental en la salud general y digestiva. Está compuesta por: probióticos, microorganismos vivos, y prebióticos, fibra que sirve de alimento para nutrir a los primeros.
Cuando las bacterias intestinales o probióticos fermentan la fibra alimentaria, especialmente la prebiótica, generan butirato, un ácido graso de cadena corta (AGCC), metabolito importante que desempeña un papel crucial en el bienestar del organismo.
Estudios, como el realizado durante la maratón de Boston en 2014 por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, han demostrado la importancia del butirato, ya que es la principal fuente de energía para los colonocitos, (células del colon), promoviendo su crecimiento y reparación.
Además, ayuda a mantener la integridad de la barrera intestinal, previniendo la permeabilidad intestinal (intestino permeable) y la inflamación. Además, influye en la función del sistema inmunológico, ayudando a modular la respuesta inflamatoria. Se ha relacionado con la mejora de la sensibilidad a la insulina y la regulación del metabolismo de la glucosa. Una dieta rica en fibra es esencial para promover la producción de butirato en el intestino.
Por ello, Amelia De la Peña, nutricionista de Gold’s Gym, sede San Ignacio, enfatiza la importancia de la microbiota intestinal, comparándola con el hígado como pilares del organismo.
“El hígado es nuestro laboratorio, y en el intestino se absorben los nutrientes esenciales para el funcionamiento de todos los órganos”, explica.
Ejercicio y microbiota
El ejercicio, según De la Peña, incide directamente en la salud de la microbiota intestinal.
“Nuestros órganos se nutren de oxígeno, transportado por la sangre, y el sistema muscular demanda magnas cantidades de oxígeno”, señala. “La microbiota, como un jardín, necesita oxígeno y nutrientes para florecer. El ejercicio, al optimizar la circulación sanguínea, garantiza el suministro de oxígeno necesario para mantenerla sana”.
En este sentido, la nutricionista recomienda un enfoque de ejercicio combinado. “El ejercicio cardiovascular mejora la circulación, mientras que el entrenamiento de resistencia previene la pérdida de masa muscular, un importante reservorio de oxígeno”, afirma. “Un metabolismo activo y músculos fuertes son esenciales para que este conjunto de microorganismos se mantenga saludable”.