Los científicos han llegado a la conclusión después de hallar picos en la cantidad de níquel en el momento de la extinción, probablemente procedentes de emanaciones vinculadas a las enormes erupciones volcánicas en el extenso territorio ruso.
Las interacciones explosivas del magma con los depósitos de carbón también podrían haber liberado grandes cantidades de dióxido de carbono y metano en la atmósfera. Ello, a su vez, explicaría el intenso calentamiento global registrado en los océanos y en las zonas terrestres en el momento de las extinciones masivas.
La extinción masiva se produjo a finales del período Pérmico y causó la desaparición de aproximadamente el 95% de las especies marinas y del 70% de las terrestres. Los científicos esperan ampliar la investigación para delimitar las áreas específicas afectadas por la erupción y saber más sobre cómo este tipo de fenómenos desencadenan extinciones masivas.