El presidente de Brasil, Michel Temer, se mostró complacido por la decisión de la Iglesia católica de canonizar a 30 mártires brasileños asesinados por calvinistas holandeses en el siglo XVII en el noreste del gigante suramericano.
El mandatario calificó a los mártires como “resistentes bravos y devotos” y “héroes honrados” así como “víctimas de intolerancia”.
El Papa Francisco canonizó hoy a 35 personas, entre los que se encuentran los 30 mártires brasileños que fueron asesinados en 1645 por colonizadores holandeses en las masacres de Cunhaú y Uruaçu, en el contexto de lo que se conoce en Brasil como “invasiones holandesas”.
El conflicto, que comenzó en 1599 y finalizó en 1661, consistió en disputas por la conquista territorial entre las coronas portuguesa y holandesa de lo que en la actualidad es la región nordeste, así como por el dominio del entonces incipiente comercio de caña de azúcar.
Los mártires brasileños, quienes según los historiadores murieron todos de forma violenta, habían sido beatificados por el Papa Juan Pablo II en 2000.