Las crisis epilépticas pueden afectar la calidad de vida, la seguridad y la autonomía de las personas. Se debe estar atento a situaciones que pueden presentarse y por las cuales el paciente debe ser llevado de inmediato a un centro asistencial.
La epilepsia es un trastorno neurológico crónico caracterizado por crisis epilépticas, o episodios de actividad eléctrica anormal en el cerebro. La gran mayoría de las personas con esta condición pueden llevar una vida normal si reciben el tratamiento apropiado. Sin embargo, hay diversos factores que limitan y obstaculizan el tratamiento, entre ellos, el déficit de información, la estigmatización y la falta de acceso a los servicios de salud.
Las crisis epilépticas pueden afectar la calidad de vida, la seguridad y la autonomía de las personas. Pueden causar lesiones físicas, como caídas o mordeduras en la lengua. La morbimortalidad está relacionada con complicaciones, como el estatus epiléptico (una crisis prolongada) y la mortalidad hospitalaria.
El especialista en neurología, doctor Óscar González, explicó que esta es una enfermedad crónica, pero que “la gran mayoría de las personas con esta condición pueden llevar una vida normal si reciben el tratamiento apropiado y realizar un seguimiento posterior en consultas especializadas”.
El tratamiento farmacológico antiepiléptico puede ayudar a tener menos convulsiones o incluso a detenerlas por completo. También, según cada caso, se puede recurrir a la cirugía, o a terapias que estimulan el cerebro mediante un dispositivo. El doctor González señaló que “es importante que las personas con epilepsia reciban el apoyo y la comprensión de su familia, amigos y comunidad”.