El Papa Francisco aseguró que rechazar a los migrantes es un pecado grave, al tiempo que condenó enérgicamente el trato que reciben quiénes cruzan el mar mediterráneo para entrar en Europa.
Los migrantes que cruzan el Mediterráneo en embarcaciones sencillas o botes caseros desde el norte de África y Oriente Medio han sido víctimas de un intenso debate en toda Europa durante la última década.
La Organización Internacional para las Migraciones calcula que más de 30.000 migrantes han desaparecido cruzando el Mediterráneo desde 2014.
Francisco pidió ampliar las rutas de acceso para los migrantes y una “gobernanza global de la migración basada en la justicia, la fraternidad y la solidaridad”.